Dos historias, un corazón de padre

En estas fechas es inevitable escuchar anuncios sobre el día del padre. Enciendes la radio, pones las tele o navegas por cualquier sitio en internet y todos hablan del día del padre “regálale esa camisa a papá”….”esas vacaciones que siempre quiso”… y tantas otras cosas que nos intentan vender para regalarle a nuestros padres y tener la sensación de que “hemos cumplido un año más”… como si eso compensase todos los sacrificios que los padres hacen por sus hijos. Y si, siempre se habla del papel de la madre, “ese ser de otro planeta que se convierte en una batería en el momento que da a luz y es capaz de trabajar, atender la casa, los niños, el perro, la ropa, las cita médicas, ir al gimnasio y preparar la comida, todo con una sonrisa en la boca”.

Pero hoy reconocemos a los padres y su gran labor

¿Por qué no hacer  también un reconocimiento en condiciones a los padres? Esos padres involucrados hasta la médula en la educación de sus hijos, que se sientan con ellos a estudiar toda la historia de España, una vez más, o las ecuaciones integrales que tanto dolor de cabeza nos dieron en la adolescencia y las volvemos a vivir con nuestros adolescentes hasta altas horas de la noche. Esos padres que también se desviven por llegar a todo y madrugan en fin de semana para llevar a sus hijos a los partidos de fútbol; que suelen ser los encargados del juego (convirtiéndose en un compañero de juego más). Esos padres que, llegada cierta edad de sus hijos, dan un consejo de vida como hombre, más que como padre protector. Que acompañan a sus niños en su andar por la vida, ayudándoles a levantarse después de cada caída. Esos que son grandes contadores de cuentos, con una imaginación infinita que hace que sus hijos puedan volar, combatir contra dragones y ser astronautas sin haberse movido de la cama. Los que para sus hijos se convierten en super héroes y están seguros de que es así a tal punto, que te llaman de la escuela para decirte que tu hijo cree que su padre es el auténtico Hulk y no hay discusión al respecto.

Hoy me permito un recuerdo personal…

No suelo hacerlo, pero en esta ocasión, voy a permitirme contar sobre mi propia experiencia como hija. Recuerdo que cuando era una niña, mi padre se despertaba muy temprano todos los días, incluidos los fines de semana. Creo que nunca se despertó más tarde de las 7 am. A nosotras se nos pegaban las sábanas especialmente en fin de semana, y para que nos despertásemos no más tarde de las 9h, aparecía en el dormitorio con una bolsa de papel donde dentro había facturas recién compradas… El efecto de las deliciosas y recién hechas facturas, era como la zanahoria delante del burro. Más dormidas que despiertas, con lagañas en los ojos, saltábamos de la cama y nos íbamos a desayunar al comedor un delicioso café con leche con facturas y nunca faltaban las que más nos gustaban. Luego observaba cómo él se sentaba a leer el periódico y yo, intentando entender algo, leía sobre sus hombros los titulares.

Después de desayunar, solía ponerse en el quincho a hacer cosas para la casa y yo lo imitaba. No tenía idea qué estaba haciendo, pero si lo veía martillar, agarraba un martillo y martillaba algo. Nunca me dijo “no agarres ese serrucho, te vas a cortar, ya lo hago yo” sino que  viendo mi curiosidad, decidió enseñarme a utilizar las herramientas de manera correcta desde muy pequeña y a día de hoy, muchos años después, debo decir que jamás me corté ni con un serrucho ni me lastimé con pinzas o martillos y aprendí a desenvolverme perfectamente para arreglar las cosas de mi casa. Podría decir que su labor como padre se cumplió, ya que no me dio las cosas hechas, sino que me dio las herramientas y me enseñó a valerme por mi misma. Algo que a día de hoy, agradezco enormemente.

Trabajo duro y compañero de juegos sin dejarnos ver su agotamiento…

Nunca me di cuenta de lo mucho que trabajaba y de lo cansado que debía llegar a casa todos los días después de estar casi 12 horas diarias fuera, hasta que me convertí en madre y viví en mis propias carnes lo que es entrar en casa agotada, o estresada del trabajo y sacar fuerzas de donde no te quedan para poner una sonrisa y jugar con tus hijos. Así y todo, después de un día de lucha en el trabajo, mi padre llegaba y jugaba con nosotras "al monstruo" persiguiéndonos por toda la casa… y  tengo grabada en mi mente su risa, cuando nos veía correr a mi hermana y a mi creyendo que el monstruo nos iba a atrapar, para minutos después cambiar de juego y estar sentadas cada una en uno de sus pies, agarradas a sus piernas, y pidiéndole que caminase con nosotras encima, levantando muy alto las piernas para hacernos “volar”… Solo de pensar en tantas horas de trabajo para llegar a casa y jugar con dos niñas incansables…me hace ver lo mucho que nos quería y disfrutaba jugar con nosotras.

Seguramente, mientras lees estas líneas, te sientas identificado con lo que escribo, porque todos, al llegar a adultos y convertirnos en padres, nos damos cuenta de los grandes sacrificios que nuestros padres (padres y madres) han hecho por nosotros.


¿Cómo celebrábamos el día del padre en casa?

Bueno, como es de esperar, el asado era infaltable, y creo que lo que voy a contar, se repetía en la mayoría de las casas Argentinas. Venían mis tíos y primos y se encendía el fuego en la parrilla. ¡Qué momento tan esperado! Uno de los hombres preparaba el fuego con carbón y leña, poco a poco iba generando brasas. Mientras tanto, la picada para el asador no faltaba. Empezábamos con un surtido de aceitunas, quesos y salame, acompañado de algún buen vino (para los mayores, claro). Los choripanes los comíamos de pie al lado de la parrilla, charlando sobre lo acontecido en la semana mientras se iba haciendo el resto de la carne.

Y llegaba el momento de sentarnos y comer un rico vacío, costillar de ternera bien jugoso, un pollo asado y una rica entraña. En ocasiones también hacíamos un delicioso provolone bien fundido a la parrilla. Todo esto acompañado de ensaladas, chimichurri y salsa criolla…¡Un auténtico manjar! Después de la comida, llegaba el momento de lo cafés y postres...una ensaladita de frutas para bajar la comida y como no, un poco más tarde, el mate con las facturas y tortas...vamos, lo que se conoce como un asado argentino en toda regla.


¿Solo existe una fecha de celebración del día del padre en todo el mundo?

El día del padre, es un día que se celebra a nivel mundial, pero no en todos los países se conmemora este día en la misma fecha.

¿Cuál es el origen del día del padre en España?

En España, el día del padre se celebra el 19 de marzo, coincidiendo con la festividad de San José, el padre de Jesús en la tradición cristiana. Sin embargo, la instauración de esta fecha como una celebración moderna se debe principalmente a la iniciativa de una maestra llamada Manuela Vicente Ferrero, que en 1948, siendo maestra en la Dehesa de la Villa (Madrid), tuvo la idea de celebrar el día del padre en su escuela. Inspirada por una conversación con padres de alumnos, propuso establecer un día para honrar a los padres, de manera similar al día de la madre. Su iniciativa recibió el apoyo del director de su escuela y comenzó a difundirse a través del periódico "El Correo de Zamora" y la revista "El Magisterio Español", donde escribía bajo el seudónimo de "Nely". Con el paso del tiempo, la idea fue ganando popularidad, hasta convertirse en una celebración arraigada en la cultura española.

En resumen, el día del padre en España tiene sus raíces en la tradición católica, pero su consolidación como celebración moderna se debe al impulso de una maestra, quien promovió la idea de honrar a los padres en su día.

¿Y en Argentina? ¿Cuándo surge el día del padre?

En Argentina, la celebración del día del padre tiene una historia particular que combina influencias internacionales con un toque de identidad nacional. Aquí te detallo los orígenes.

Al igual que en muchos países, la idea de celebrar el día del padre se inspiró en la iniciativa de Sonora Smart Dodd en Estados Unidos, quien promovió la creación de un día para honrar a los padres. 

Inicialmente, en Argentina, el día del padre se celebraba el 24 de agosto, fecha elegida por el nacimiento de Merceditas, la hija del General Don José de San Martín. Siendo que San Martín fue y es considerado el padre de la Patria, se eligió la fecha de nacimiento de su hija en 1816, para celebrar el día del padre en Argentina.

Posteriormente, en la década de 1960, Argentina adoptó la fecha internacional del tercer domingo de junio. Este cambio se realizó para alinear la celebración con la mayoría de los países.


Y la tradición argentina para la celebración nunca falla...

¿Cómo celebrarlo si no es con un asado? En junio, aunque allí hace frío, el asado es un ritual obligatorio para celebrar el día del padre. Y si, se come dentro, pero la parrilla se enciende igual y se disfruta de unos chorizos deliciosos, quizás también unos deliciosos provolones a la parrilla, chinchulines y mollejas, y de plato fuerte, vacío, colita de cuadril, entraña, tira de asado y asado de costillar. Puede que seamos repetitivos con la comida, pero, es nuestras esencia y el día del padre también se celebra así, al lado de la parrilla.


¿Cómo puedes celebrar el día del padre en España?

Personalmente, creo que hacer regalos materiales a los padres o madres, es algo totalmente comercial. Como madre, no me emociona que mi familia se gaste un dineral en regalarme nada material. Y creo que el sentido de estos días señalados, tanto para el día del padre como el de la madre, lo que más se aprecia, es celebrar en familia, juntos, sentados alrededor de la mesa, compartiendo una comida o una cena y realizando alguna actividad que al homenajeado le guste. Nada como sentarse a la mesa y deleitarse con una tierna y sabrosa carne argentina y un buen vino, sin prisas, disfrutando de la conversación y la compañía. Para luego terminar con algo dulce de postre, un café y/o unos mates.

Una buena carne argentina y unos vinos para acompañar…

Si aún estás pensando qué hacer por el día del padre, no recorras tiendas buscando una camisa, una corbata o los típicos y aburridos calcetines para papá. Deja que te de una idea: regálale amor, tiempo, una comida familiar, un asado delicioso con la carne que más le giste: bife de chorizo, ojo de bife, entraña o una tierna picaña a la parrilla, con chimichurri y unos vinos para acompañar. Solo de pensarlo, se me hace agua la boca.

Regálale el momento a compartir contigo. Los regalos materiales, al fin y al cabo, no son más que eso y pasará. Pero lo que siempre queda es el recuerdo familiar, la foto y el aplauso para el asador.

A todos los padres del mundo,  los que están y los que nos dejaron pero siguen vivos en nuestro corazón y en el reflejo del espejo, los que no comparten sangre pero eligieron ser padres de sus hijos sin importarles más que el amor, los que son madre y padre a la vez  ¡Muy feliz día del padre!